martes, 6 de octubre de 2015

ANTES LA GENTE IBA AL GIMNASIO

 
Ahora la gente va al gym y muchas veces al Mercadona después de ir al gym con todas sus mallas, tops y demás parafernalia puesta por si a alguien le queda alguna duda de si ha estado en el gym o ha salido a correr.
Ir al gimnasio no es malo: ayuda a tu salud, consigues una mejor forma física, ves cuerpines apañados y hasta puedes ligar. El problema viene porque hace 30 años al gimnasio se iba a hacer pesas o aeróbic imitando a Jane Fonda o a la Obregón. Si no podías, te quedabas en casa con la Nasarre.
Ahora es un sinvivir, un foco de estrés, un nido de indecisiones. Nada más entrar, la Máxima FM a todo lo que da el equipo, que casi te tienes que dirigir a la chiquilla de recepción por signos. La chiquilla, mejor si viene recauchutada, que vende más, te ofrece la tabla de actividades y lo flipas: cardiobox, bodypump, spinning, step, aquastep, bodyjumping y cienes de cosas más en gerundio inglés. No te has apuntado y ya tienes ganas de tumbing del saturamiento de la recauchutada hablándote de para qué sirve cada cosa.
Claro que para relajarte acaban de crear el Yoguilates para que encuentres tu equilibrio. Creo que la Guardia Civil se está planteando sustituir el paso por la raya blanca por una postura de Pilates para detectar si vas bebido al volante.
Qué manía con eso de hallar tu equilibrio, encontrarte a ti mismo, relajarte y entregarte al mundo Zen. Yo creo que es mucho más fácil sonreír a la vida y ser feliz con lo que te ofrece en cada momento.
Y lo que le gusta a más de uno que un señor apretaico se te ponga a dar gritos para, según él, animarte a duplicar tu esfuerzo. Y, para más inri, cuando acaba la clase y te ha llamado de todo menos bonito o bonita, va la gente y le aplaude, le jalea y poco menos que le convertimos en Bono tras el concierto de Barcelona de anoche. Bono, el que canta, aunque muy a nuestro pesar los hay que también aplauden al otro Bono, el que no hace nada, tras un mitin.
A mí no me mola que un señor o una señorita me griten. Todos deseando que eliminaran la mili y parece que los hay que les gusta la disciplina militar. Uno más de los sinsentidos que representan a la sociedad de hoy en día.
A los 40 somos muchos los que nos damos cuenta de que la gravedad hace caer algo más que las manzanas del árbol y nos lanzamos de cabeza y sin agua a esto de cuidarnos para intentar evitar el paso de lo único que es inevitable: el tiempo. Somos carne de cañón y blanco fácil para las empresas de vida sana y estética.
Algunos, los más perretes para esto del deporte, aprovechan su influencia en las redes sociales para hablar de "fofisano" pero, no nos engañemos, a ellas les molan los chicos bien formados como a nosotros nos gustan las chicas con todo bien puesto.
Aún así, lo reconozco: una vez me apunté a un gym. Después de unas semanas viendo a gente adorando espejos y encantados de haberse conocido, de escuchar gritos y, por qué no decirlo, alguna ventosidad por el esfuerzo, decidí que el gimnasio se podía convertir en una buena taquilla, salir a correr fuera y ducharme a la vuelta para ahorrar agua y gas en casa. Lo sé, no tengo perdón de Dios.
 
Pues nada lectores, que no se os olvide aprender inglés si queréis ir al gym.
 
Vikingo

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